La desesperación, angustia, tristeza e impotencia me invadió al saber que entraremos en cuarentena a causa de la pandemia del covid-19.
Me sentía muy mal, pues dejaría de ver a mis amigos, no compartiría más con ellos,
Llegó un tiempo que solo mantenía
en mi habitación, antes tenía tiempo de hacer muchas actividades, como ayudar
con los deberes de la casa, en la tienda y realizaba mis tareas, sin embargo este
virus nos hizo cambiar nuestra rutina diaria y adaptarnos a ella, ahora me alistaba,
no para tomar mi ruta hacia el colegio, sino para tomar mi celular y entrar a
clases hasta el del medio día, luego almorzaba y seguía con mis deberes académicos,
duraba de 2p.m a 9p.m o trasnochaba para poder terminar las que alcanzaba a
realizar.
La virtualidad fue y es difícil,
en mi caso, cuando llueve se cae el internet, a veces en repetidas ocasiones me
saca de la plataforma zoom o meet, esto me ocasiona mucho cansancio y mal genio,
siento que es una carga demasiado pesada, la cual no estábamos acostumbrados.
En estos dos años de
pandemia mi rendimiento académico mejoró radicalmente, ocupando los mejores
puestos y obteniendo excelentes calificaciones, se me han presentado varias
dificultades pero aún sigo adelante.
Gracias a Dios no he
perdido algún familiar cercano a causa del covid-19, pero si he visto a mi
familia sufrir por el fallecimiento de un ser querido, veía el enojo, tristeza,
impotencia y desconsuelo de ellos, al no poder despedirse y el injusto
trato que hacía las EPS un caso en particular de una amiga de mi abuela, a la que le mataron el hijo y lo pasaron por covid-19 sin tenerlo y no permitieron que su madre, familiares ni amigos pudiera despedirse correctamente, algo verdaderamente inhumano y muy doloroso.
No paso mucho tiempo con mi familia, pero hay ratos que nos reunimos para hablar de algo divertido sacándonos largas carcajadas, creando un momento lindo en familia durante esta pandemia.
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